La
historia de la primera colonia inglesa fundada en tierras de
Norteamérica sigue fascinando y dividiendo a investigadores y cronistas
desde hace más de 400 años, debido a la posibilidad de que nos encontremos ante
una leyenda urbana.
Un poquito de historia...
Este
caso comienza a gestarse en el año 1585, cuando los capitanes ingleses Arthur Barlowe y Phillip Amadas, corsarios bajo las
órdenes de Drake, junto con un pequeño grupo de puritanos, desembarcaron en la
isla de Roanoke, frente a las costas de lo
que hoy en día es Carolina del Norte. A pesar de que, en un primer momento, la
relación con los nativos que habitaban la zona no era mala, pronto comenzaron
las tiranteces. Es por ello que cuando su jefe, el corsario inglés Sir Francis Drake, llegó a la isla en 1586, el pequeño
grupo regresó a Inglaterra con él.
Poco después, el
vicealmirante Sir Richard Grennville (también
corsario, por casualidad…) volvió a la
isla de Roanoke con provisiones para el pequeño grupo de colonos, puesto que no
supo de su regreso a Europa, pero al no encontrar allí a
nadie volvió a Inglaterra no sin antes dejar en la isla a una guarnición
de 15 soldados para mantener la posición como avanzadilla en la zona. Se
cree que este pequeño grupo sufrió las acometidas de los indios
locales, marchándose los supervivientes rumbo a Inglaterra, aunque no hay
constancia escrita de este hecho. Sea como fuere, nunca más se volvió a saber
acerca de estos 15 soldados.
A
finales de julio de 1587, un nuevo grupo de colonos puritanos, formado por 90
hombres, 17 mujeres y 11 unos niños, llegaron de nuevo a la isla de Roanoke,
con la idea de llevar a cabo un segundo intento de colonizar la isla,
estableciendo un asentamiento permanente en el Nuevo Continente. Esta
expedición, capitaneada por John White, que
ya había estado en la primera expedición a la isla, fue financiada
en su totalidad por Sir Humphrey Gilbert,
bajo el auspicio de la Corona Inglesa. El día 18 de agosto de
ese mismo año, se recogió en las crónicas el nacimiento del primer niño ingles
en América, una niña en este caso, Virginia Dare,
nieta de John White.
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El bautismo de Virginia Dare, el primer niño inglés nacido en América. Litografía de 1880 |
Durante
las primeras semanas tras la llegada de los colonos fueron esperanzadoras,
respecto a la convivencia con las tribus locales. La tribu de los croatoan se
mostraba bastante colaboradora con el asentamiento inglés, mientras que sus
vecinos, los secatoan, pese a que no
se relacionaban con los recién llegados, no se mostraban hostiles hacia ellos.
De
alguna manera muy poco clara, a finales de 1587 el colono George
Howe apareció muerto en una playa de la zona de Albemarle Sound, cuando había salido a pescar cangrejos. Tras
este hecho, se especuló con la posibilidad de que alguna de las tribus locales
le hubiesen asesinado por lo que, temiendo por primera vez por sus vidas,
los colonos le pidieron al gobernador White que se embarcase rumbo a Inglaterra
para informar a la reina Isabel de su situación en la
isla, a la vez que volviese con suministros, pues los recursosya
empezaban a escasear en la zona.
Cuando
White regresó a Londres, se vio atrapado en la capital por la guerra
del Reino Unido contra la España de Felipe II (la famosa guerra donde nos “lucimos” con la Armada Invencible…) y la falta de fondos por parte de la corona, por
lo que no podría volver a Roanoke hasta que la guerra terminase.
Pasaron tres años hasta que John White pudo regresar a la isla de Roanoke; fue
el 18 de agosto de 1590, el mismo día en el que su nieta cumpliría 3 años…
El misterio
Lo
que White se encontró a su regreso, fue que los 117 colonos
que había dejado allí hacia tres
años, habían desaparecido sin dejar rastro. Las casas que
se habían construido estaban totalmente desmanteladas y los establos,
vacíos. Lo único que los colonos habían dejado
en el lugar fueron dos tumbas (una de ellas, quizá perteneciente a George
Howe), además de una misteriosa palabra escrita en un poste, “Croatoan” y
las letras “Cro” talladas en la corteza de
un árbol cercano. Eso fue lo único que quedó de un
asentamiento de más de 100 personas.
No se
encontraron signos de violencia, ni de una huida apresurada por parte de
los colonos; simplemente no se encontró nada. Todo esto hizo suponer a White
que los colonos se habrían trasladado con los croatoan, viviendo junto
y allí mezclado con la población local, aunque no pudo
comprobarlo, puesto que una gran tormenta se desencadenó sobre el poblado,
poniendo en grave peligro tanto a la expedición, como al buque que les había
llevado a Roanoke. El capitán del barco advirtió a White
que debían partir de manera inmediata si querían conservar sus
vidas y la integridad del navío. Regresó a Inglaterra y comenzó así la
leyenda de la “colonia perdida” que aun hoy
en día permanece en el misterio.
Una de hipótesis varias...
Diferentes hipótesis se
han intentado presentar desde la misma fecha de la desaparición para tratar de encontrar
una explicación sobre el destino y el paradero de la
“colonia perdida”.
La
primera idea fue que los colonos, ante la falta de provisiones, se marchasen
a vivir junto a los croatoan. Esta idea no es concluyente, pues no se sabe por
qué alguien escribió solo “cro”
en uno de los arboles, lo que podría indicar que la colonia
se había ido de manera tan apresurada que, quien fuese, no pudo
terminar de escribir el mensaje.
Se
especuló con la posibilidad de un ataque externo, bien por parte de los nativos
o de los españoles, aunque no se halló ninguna señal con la cruz de malta en
el asentamiento, señal que era la convenida para indicar que la colonia había sido
víctima de un ataque. Además, cabe recordar que nunca se encontraron signos de
violencia en el fuerte.
También
se ha descartado la posibilidad de que los colonos hubiesen intentado emprender
el viaje de vuelta a Inglaterra por sus medios, puesto que no había entre ellos
ni personal para gobernar un navío ni, mucho menos, para construirlo. Además,
de haber sido posible esta posibilidad, los colonos hubiesen dejado constancia
de sus planes y de la fecha de su partida.+
Se
barajó la posibilidad de que hubiesen sucumbido al ataque de alguna
tribu caníbal (de ahí que no se encontrasen restos de seres humanos),
pero es muy poco probable pues no se tiene constancia de la existencia de tales
prácticas en la zona.
Recientemente,
utilizando técnicas más modernas, se ha planteado una
nueva hipótesis, la de que los colonos se hubiesen mezclado con la
tribu cercana de los lombee, puesto que estos individuos presentan
rasgos europeos, como la piel y los ojos claros, que no se
corresponden con las características antropomórficas de la zona ni de las
tribus vecinas, todas descendientes de los algonquinos. No obstante, los
estudios de ADN que se llevaron a cabo en la Universidad de Texas no arrojaron
resultados concluyentes.
Es
decir, a día de hoy, continúa siendo un completo
misterio la desaparición de la colonia perdida y permanece en el
enigma que significaba aquella misteriosa palabra tallada en la madera “croatoan”.